Emoción en Yuncos.
Emoción en Yuncos.
Según la mitología griega, Atlas era un joven titán que acaudilló a los suyos en la guerra contra los dioses olímpicos. Al ser derrotado, fue condenado por Zeus a soportar el cielo sobre sus hombros.
A las 16:00 teníamos una nueva cita en casa contra Olímpico Pozuelo C. Se trataba de un duelo trascendental para salir de puestos de descenso. Último contra penúltimo, con un punto de diferencia en la clasificación.
Concentrado, el senior comenzaba su calentamiento una hora y media antes del partido, mientras el rival miraba esperando a todos sus efectivos.
El partido empezaba con saque de Olímpico. Chispeaba levemente y el viento racheaba, en algún momento con cierta fuerza. El clima no enfriaba a los contendientes. El equipo visitante pronto puso en marcha su estrategia de choque y dureza, la cual se anteponía a un escaso juego de manos y pocas ideas en ataque, pero fue suficiente para que Olímpico se adelantara a los cinco minutos. No fallaría el pateador en la posterior transformación.
Con una primera parte para olvidar, de poco juego y demasiada bronca por parte de ambos equipos, el equipo de Pozuelo se iría con un ensayo más en el tanteador. Quizá demasiado premio para lo visto en el encuentro, pero tampoco nosotros merecimos más hasta el momento.
En el vestuario, las caras largas denotaban la situación. Sabíamos que éramos mejores. Teníamos mejor línea, mejor delantera, más juego…Pero “nos andamos con boludeces”, entrando al trapo y no practicando lo que sabemos hacer y entrenamos cada semana. Las touches no salían, un sin bin nos lastró en esta primera parte, y no ganábamos las melés.
La arenga del míster y del capitán apelando al coraje y compromiso de esta familia, hizo que el XV del Hidalgo saliera convencido de su capacidad para llevarse el partido.
Apenas cinco minutos de la reanudación, el Quijote ensayaba por medio de Marcos, en una jugada en la que la línea jugó a la mano abriendo rápidamente.
Liset, patearía segurísimo a palos la transformación.
En esta segunda parte, el peso del partido recayó en el equipo local. El Quijote atacaba y atacaba una y otra vez con todo el corazón. Para muestra, dos llegadas en las que no conseguimos los puntos por que el balón no fue posado.
Igual que hizo Atlas en el mito, nuestro capitán Liset acaudilló a los suyos en su lucha contra los olímpicos, se echó sobre sus hombros al Quijote, y ensayaría en el minuto 69. Lamentablemente, la transformación sería errada casi inexplicablemente. Sólo era un truco para jugar con nuestros corazones…
No obstante, la presión definitivamente caía sobre el equipo visitante, que veía reducida su renta a apenas diez minutos del final. El marcador era de 12-14 y el Quijote estaba volcado en el ataque.
Un sin bin a ambos equipos en el minuto 73 acababa con una de nuestras armas: la verticalidad de nuestro flanker.
Así llegaríamos al minuto 79: con el tiempo cumplido prácticamente, se nos concede ventaja tras una infracción de Olímpico en un saque de touch a nuestro favor. La ventaja se acaba sin progresión y el Quijote disponía de un penal en la cruz de la línea de 22 metros con la línea de 15 metros.
Liset pide lanzamiento a palos. Le llevo el tee y le animo: vamos capi!!
Se toma su tiempo, posa el balón con mimo y lo apunta hacia los palos. Respira. Como Atlas, el peso del cielo sobre él. Pero no le pesa…hoy no. El Ceferino ahogado esperando la patada. Toma tres pasos hacia atrás y dos hacia un lado, describiendo una “L”. Flexiona levemente las rodillas, esperando el momento adecuado. En la banda miro hacia abajo pensando: lo vas a hacer capi, lo vas a hacer…
Liset inicia la carrera y con una patada que le sale desde lo más hondo marca el penal. Cae de rodillas, liberado. El equipo corre a abrazar a su capitán, el partido ya ha terminado. Los olímpicos, al contrario que en el mito, caen derrotados ante los titanes del Quijote. La grada local estalla de alegría. 15-14 en un partido crucial.
Después del encuentro, el míster nos pedía,entre líneas, el número de un buen cardiólogo. En lo personal, pocas veces he llorado de alegría, no sé si esta ha sido la primera.
Las celebraciones en el vestuario dieron paso a un tercer tiempo espectacular, de nuevo gracias a todo el equipo del pub Dublín. Unas riquísimas judías blancas con su orejita, su choricito… y fría cerveza reconfortaron a ambos equipos.
El MVP del partido es sin duda Liset, aunque todo el plantel dispuesto en la segunda parte cuajó una grandísima actuación. El Negro, implacable como siempre, Tali con un grandísimo juego de manos, Papi en la primera línea con una mano menos, por lo que se llevó el polo a mejor compañero. Y mención especial para Marvel, buen trabajo en un puesto que no es el suyo. No hablaremos aquí de lo del melier, ¿vale?
Agradecer a Olímpico Pozuelo por permitirnos un partido en el que tuvimos que bregar mucho, al árbitro por su trabajo, a la grada que siempre está ahí, aunque seáis poquitos os hacéis oír y notamos vuestro empuje, y al pub Dublín por un trabajo excepcional una vez más.
-La Crónica del Pollo-