El VIII del Asno en el Fat Rugby

El VIII del Asno en el Fat Rugby

Sancho Panzas en torneo de delanteros de Monzón. Crunch El sudor resbala por la espalda, a pesar de la ceñida camiseta las gotas frías recorren la columna vertebral y culminan con un escalofrío, el ref da la voz y Marcos levanta las manos y Bodas y Jodar doblan su espalda y colocan la cabeza en el pecho de nuestro aguerrido talona, este los ase con fuerza y los pilieres se levantan dejando ligeramente colgado nuestro pundoroso y menudo primera, brazos y espaldas tensionadas reposan sobre los hombros de Cabanillas (Juanin como le conocen en su querida patria chica extremeña) y Álvaro (Wallaby), los acompañan Héctor al abierto y Quique al cerrado, Héctor que la noche celebró por todo lo alto haber dado el peso mínimo para participar en el torneo (ya explicarás como lo conseguiste), detrás de todos ellos Paco o Gustavo, Gustavo o Paco, desde atrás la tensión de la melé a medio formar frente a los musculosos primeras del Pottolak se respira y solo pides que sea rápido, que tus hermanos no sufran el más que presumible demoledor empuje de los zarauztarras. Lejos quedan los ecos de la noche anterior en los que vitoreados en la voragine del campeonato de la delantera más pesada, los veteranos del Sancho Panza Fat Rugby solo cedían ante la muy grávida delantera de Alkarrians. Vince La tensión en todo lo alto, como la resaca de los ecos nocturnos del pabellón donde descansaron todas las expediciones, donde las diferentes mareas de jugadores y jugadoras se fueron adaptando cada cual a su saco de dormir, a su colchón hinchado y cada uno a su ritmo y a su hora fueron cediendo frente al insomne ambiente previo al torneo de delanteros. No tardó en llegar el día y tras un frugal desayuno en equipo nos enfundamos la piel de asno con la que jugaríamos. El ref da la voz y nuestra primera línea se coloca con tensión y fuerza ante la primera línea zarauztarra, y el mínimo empuje pactado ante la poca experiencia de Sancho Panza Fat Rugby se transformó en tensión inesperada y se formó la melé y ahí estaban ocho veteranos, en la vida y menos veteranos en rugby frente la musculada Pottolak, alguna voz en la primera línea contraria reprochando el inusitado e inesperado empuje de sus segundas y terceras hasta que la fuerza se equilibró y hubo un instante de tensa paz en la que todos empujaban y vendían cara su piel, en segundos y antes de que los propios nos diésemos cuenta el ocho de Zarautz ya volaba sobre la línea de ensayo y como dicen por esos lares «hara hor, biña-biña” los ensayes vinieron a pares, a triples ad infinitum sin doblegar la moral de los del asno, pero si desbordando el marcador. El recuento no pudo ser peor y no por el marcador (que eso fue siempre lo de menos) Marcos nuestro aguerrido talona estaba en la enfermería con una pedrada en el gemelo, no por el empuje de nuestros contrarios que una vez entendida la situación se comportaron como los caballeros que eran, sino que el calor y un arranque en velocidad rompió las fibras propias del gemelo y allí estaba nuestro entusiasta primera línea con hielo en la pierna en la camilla del enfermero. Por desgracia no acabaron ahí nuestras desdichas y Cabanillas nuestro gigantesco segunda línea, gigante como jugador y como persona empezó a notar los efectos del excesivo calor y del sobre esfuerzo que nuestros contarios nos obligaban a hacer para minorar el constante apuñalamiento de nuestra línea de ensayo y al final dio con sus dos metros en la camilla del enfermero del torneo, allí estaba con el termómetro y el tensiómetro a todo gas y con la cara del enfermero diciendo “es que hace mucho calor”. Diezmados en número pero no espíritu, pero si con la preocupación de nuestra excasez de efectivos, el comando Aranjuez se puso al frente y dijo: “se juega…” Quique remarcó “¿a qué hemos venido a jugar no?”, Gustavo miraba en silencio preguntando ¿pero no vamos a jugar? Y Jodar con su habitual tranquilidad y su serena valentía dijo “vamos a divertirnos” nada más que decir, allá fue nuestro nuevo compañero Álvaro Wallabi a decir a la gordanización que el VIII del asno, no se rinde. Y durante el nuevo calentamiento Cabanillas en contra del dictamen facultativo y cumpliendo con su credo legionario, se enfundó la piel del asno y allá estábamos otra vez, esta vez DPO The Shadows, el guión fue el mismo que primer partido, patadas cortas, melés con cierta tensión pero con respeto a nuetras canas y su ocho a velocidad de la luz que no se cansaban de ensayar, hubo detalles brillantes de nuestra gente, una arrancada pegada a línea de touche de MAG que acabó como tenía que acabar, comiéndose un placaje de aúpa, a Quique también le tocó algún que otro placaje de libro y Gustavo un par de recepciones que solo puede hacer un tío de Cordoba (Ar), hubo un pick and go de Cabanillas con Miguel (MAG) pegado a sus cuartos traseros que arrollaron a los musculados fats de las sombras, se llevaron por delante a los DPO aunque solo fuese esa vez , pero que gustazo desde una posición retrasada ver ese juego vertical y típico de delantero enfurruñado de Cabanillas y MAG apartartando por unos segundos a estos pedazo jugadores del DPO The Shadows, también dio gusto ver como Bodas limpió un ruck llevándose de un empellón a dos DPO que no supieron de donde les cayó los 140 kilos de nuestro pilier, el resto la película fue idéntica que al Pottolak, los de las sombras con oficio y nobleza no paraban de superar la línea de ensayo, eran muy buenos pero no gigantes y cuando nos veíamos en el buen camino Héctor, nuestro flanker ad hoc, que en velocidad y técnica fue incluso capaz de engañar a la báscula, tuvo que decir basta por las dolencias de su pequeña que no paraban de martillear su mente y por otra dolencia esta vez física y la típica contusión que acabo con la pierna vendada hasta la rodilla, valiente y leal Héctor (gracias hermano). Finalizado el partido con las sombras, gracias sois muy grandes (DPO The Shadows) el VIII del asno ya no tenía efectivos suficientes para continuar y nos quedamos con las ganas de medirnos al Bera-Bera, pero la aritmética ya no daba y no quisimos pedir refuerzos para que contribuyesen a nuestra causa y eso que voluntarios no faltaron, nuestras canas y nuestra rugby actitud despertó la simpatía de no pocos jugadores de otros remotos lugares, pero nuestra singularidad en la competición no podía trasladarse a la competitividad y empuje de los jugadores senior que se nos prestaban a enfundarse nuestra piel de asno y defenderla como propia y creemos que con buen criterio dimos por terminado el torneo del III Fat Monzón 2018 para el Sancho Panza Fat Rugby, el VIII del asno. Set El torneo finalizó pero, sensaciones agridulces, agrias por la nómina de enfermería el entusiasta y aguerrido Marcos y por el valiente y leal Héctor y por la despedida que espero que sea temporal de un compañero singular, peleón y enreda que se ha hecho un hueco en el corazón de todos los Sancho Panzas, Gustavo eres un fenómeno y lo peor es que lo sabes (vos los sabés todo, sos de Córdoba) se te echará de menos hermano. Y las buenas, la sensación de competición, que con más tiempo hubiésemos adquirido la confianza suficiente para poder divertirnos más, la incorporación de Álvaro walaby, un segunda grande en todos los sentidos, con las rodillas un pelín cascadas, pero son heridas de guerra y esas son las únicas heridas que un rugbier quiere para si y para sus compañeros y no puedo olvidar el buen trato de la gordanización del Fat Rugby y los contactos que nos traemos de Quebrantahuesos y hasta alguna fotografía con un doble de un compañero de Quijotes (buen tipo el doble de Tello). No podemos olvidarnos de los colaboradores y colaboradoras de la gordanización que nos rellenaron incansablemente nuestras vasos de cerveza y a la Orquesta Maravilla que con su selección de rock nacional nos lo hicieron pasar estupendamente, no podemos olvidar la profesionalidad, cordialidad del seguridad del pabellón José Antonio, servicial, amable un paisano como dios manda y el buen ambiente de todos los equipos de Córdoba, de Cuenca, del País Vasco, de Cataluña (que buen rato de tertulia musical a deshoras con Álvaro y un jugador del Rabassuts), gente de casi todos los rincones y de Huesca los anfitriones unos fenómenos, que hospitalidad y que ganas de hacer las cosas bien, gran torneo de verdad. Nuestros niños se portaron de maravilla Uly (que grande es el jodío), Gabriel (obediente y cariñoso da gusto de verdad) y Sergio (un niño-mozalbete educadísimo y entrañable) y que decir de nuestro Javier Martín, rápido y eficaz para todo, la tarde fue larga amigo pero eres una muy buena persona. Y eso es todo hermanos, nuestro paso por III Fat Rugby el VIII del asno (sección de gordos de Sancho Panza Rugby) estuvo allí y derrochó Rugby Actitud.

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